sábado, 19 de junio de 2010

Monotonía

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Ya Antonio Machado en su “Recuerdo Infantil”, acuña el término de monotonía:

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Siempre nos estamos quejando de hacer todos los días las mismas cosas y nada más lejos de la realidad, al menos para mí. Monotonía significa exactitud en las acciones cotidianas que realiza una persona. A grandes rasgos, podemos decir que es así, pero si somos optimistas y sentimos el deseo de romper con la misma, sólo tenemos que ponernos a pensar en un día normal de nuestra vida, analizar cada acción que realizamos y nos daremos cuenta de que no existe tal monotonía.

Todos los días, de lunes a viernes, suena mi despertador a la misma hora (7:20) y me levanto rápidamente, pero puede haber segundos o décimas de segundo de diferencia entre un día y otro. Voy a la cocina, me pongo un café, sin embargo hay días que tengo que poner la cafetera; en cambio otros, hay café hecho del día anterior. Lo caliento en el micro, eso sí, siempre son 30´´; a veces cojo la sacarina antes de calentarlo, otras tengo que abrir el armario para cogerla después. Me voy a la ducha, el agua no siempre tarda el mismo tiempo en salir caliente, ¿lavado de pelo o ducha rápida?, cada día es diferente. Al mismo tiempo escucho las noticias de la radio y aunque últimamente sólo se habla del monotema “crisis”, hay días que también se ponen sobre la mesa otras noticias, por ejemplo ahora los chicos de “La Roja” toman bastante actualidad y más después de haber perdido en su partido debut frente a Suiza, saliendo como favoritos. Espero que se recuperen y nos den días de gloria.

Salgo de casa a las 8:30, hay días que está el portero, hay días que no. Eso sí, el día que me lo encuentro, es el único momento del día en que noto lo monótono, pues siempre es lo mismo: “Buenos días” “[Tudo bain?]" (¿brasileño o portugués?). La respuesta no se presta a ningún tipo de creatividad.

Por la calle, siempre las mismas personas, hoy ha sido diferente pues me he encontrado a un nuevo mendigo, éste no estaba ayer.

Al pasar por Sol, me doy cuenta de que el guardia, que ocupa el puesto de vigilancia en el edificio de la Comunidad de Madrid, no es el mismo de los últimos días. En la esquina siempre está el simpático enano que vende los cupones de la ONCE, pero hay días que se le deben pegar las sábanas y no lo veo o me lo encuentro más tarde por la calle Mayor corriendo todo lo que le dan sus piernas para que no le quiten la esquina. Llego al bar donde desayuno, pido mi café descafeinado, a veces me lo sirven rápidamente, a veces tengo que esperar a que el camarero se digne servirme, depende de las ganas de palique que tenga el camarero con los clientes ese día. Subo a la oficina, abro el correo, cada día tengo mensajes diferentes, nunca son los mismos; los mejores días me alegran el día: hay alumnos nuevos que quieren estudiar en HISPANIA ESTUDIO-2. Los estudiantes rompen la monotonía, pues aunque deben llegar puntualmente a las 9:00, jamás lo hacen, salvo excepciones, la mayor parte de los días se retrasan, aunque a veces ya están esperando en la puerta cuando llego.

Abro las ventanas, ¡Vaya hoy tendremos un buen día de sol o tal vez llueva esta tarde! Mis plantas me sorprenden, pues cada mañana me sonríen con hojas nuevas o incluso se atreven a ofrecerme alguna tímida flor.

Comienzo las clases, aquí es donde la monotonía desaparece, ya que los estudiantes extranjeros hacen que cada clase sea diferente, aun explicando siempre de la misma forma. Una misma frase puede dar lugar a infinitas interpretaciones, errores, situaciones, etc. etc. Y no digamos en el tema de las palabras, después de hacer el payaso hasta la saciedad en clase a fin de que comprendan un significado en el contexto de que se trata, y llegando tu esfuerzo a la inutilidad total, les dices que busquen en el diccionario la palabra en cuestión con la esperanza de que la comprendan, sin embargo no cogen el significado denotativo de la misma, sino que van a coger el tataranieto de la connotación más remota. En fin, siempre aprendes y ese aprendizaje te saca de la monotonía y te enriquece. Hay días que pienso que es injusto que cobre por mis clases, sería más justo que les diera las clases gratis o que, incluso, les subvencionara con una bonificación, no tienen ni idea de lo que aprendo diariamente con ellos.

Al final del día, siempre se presenta de improviso algún amigo, exalumno o conocido para tomar algo. Al ser muy frecuente, podríamos pensar que se trata de otro elemento monótono en nuestra vida, pero ¡Qué va! Ellos hacen que el ritmo de la vida se acelere y discutamos, riamos, comentemos o incluso filosofemos sobre los últimos acontecimientos.

De vuelta a casa, nunca a la misma hora, siempre más tarde de lo que lo hace la gente normal, lo típico: te pones el traje de luces (como dice mi amiga Almu), ves la caja tonta, que es más tonta que nunca, te entra la somnolencia y a dormir. Aquí es donde sí que aparece la monotonía, en el sueño, no puedes controlar tu subconsciente, supongo que cada día son sueños diferentes, pero en definitiva, "los sueños, sueños son” como dijo nuestro admirado Calderón ¡Mañana será otro día! Y verdaderamente es así, cada día nos ofrece pequeñas sorpresas que pasan desapercibidas, pero son las que nos aportan las vitaminas necesarias para vivir. Simplemente debemos dar rienda suelta a nuestra observación de la realidad y nos daremos cuenta de que la monotonía sólo existe para cierta gente y no para la mayoría.

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