lunes, 10 de agosto de 2020

Trovadores del siglo XXI

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Tras un mes y pico de retiro rural  provocado por este “amigo”, Covid-19, que nos ha visitado este año, hoy he podido recrearme con una obra de teatro al aire libre.

En principio tuve mis dudas de si ir o no ir, por el miedo a que pululara el virus entre alguno de los forasteros que durante el mes de agosto visita nuestro pueblo, pero al final decidí arriesgarme. Bien es verdad que no existió ningún peligro ya que todo estaba muy bien organizado por el Ayuntamiento y por la propia compañía de teatro para poder proteger a todos los espectadores: desinfección de sillas (de hecho algunos pantalones quedaron marcados por las gotitas de lejía que se habían resistido a secarse), distancia social, uso de mascarilla, geles desinfectantes… En fin, que todo nos ha animado a disfrutar de una bonita representación.

En principio me habían dicho que versaba sobre Lope de Vega y pensé en la representación de una de sus obras más emblemáticas; pero no, lo que hemos visto ha sido un repaso a la vida y a la obra de Lope,  sin obviar ninguno de  los aspectos más importantes (teatro, poesía, amores, vida religiosa, etc.) que configuran la vida y la obra del Fénix de los Ingenios, como bien lo calificaron sus contemporáneos.

Lope fue el que llevó el teatro al pueblo, para ello y a falta de locales adecuados, habilitó los llamados corrales de comedia, que no eran otra cosa que patios de vecindad donde ya se establecían los palcos, el patio de butacas y además “la cazuela”, lugar para colocar a las mujeres, ya que debían estar separadas de los hombres; y “el gallinero” donde eran colocados los distorsionadores o violentos. Ayer el lugar no fue otro que el Prado de Santo Domingo, que a falta de teatro y patios de comedia nos ofreció una noche maravillosa y fresquita para aliviar el duro calor que estamos sufriendo este verano. El lugar no desmereció para nada la representación, yo diría que incluso ayudó a que todos disfrutáramos de la misma. El objetivo de Lope se cumplió con creces: llevar el teatro al pueblo llano, a la gente poco letrada, a los que no tienen muchas posibilidades de asistir  al teatro; y además de forma gratuita para que todos por igual pudieran admirar y aprender sobre el teatro del Siglo de Oro.

El guion de la obra me pareció muy bien realizado, producto de una gran investigación y basado en documentación real. Los autores que eran los mismos que los actores lo habían elaborado ellos mismos demostrando gran creatividad en la confección. La reflexión es: si hay creatividad, hay arte.

Imitando al Mester de Clerecía, uno de los trovadores acompañado de su guitarra, comenzó recitando el famoso soneto “Un soneto de manda hacer Violante…” El eje principal de la obra se basó en tres de las obras más conocidas del autor, “Fuenteovejuna”, “El caballero de Olmedo” y “El perro del hortelano”. No obstante hicieron un recorrido por toda la obra mencionándola en diferentes momentos de la representación, ensartando los títulos y argumentos de las mismas de manera muy acertada.

Introducen guiños de fuerte actualidad como son la voz del rey emérito, expresiones juveniles recurrentes entre los más jóvenes como “Holi” o “Guapi”, la pelea de Gallos, como fondo para cantar un rap aludiendo a la obra y vida de Lope o en algún momento la interpretación del himno nacional.

Por supuesto no podía faltar la tensión entre Lope y sus contemporáneos, para eso allí estaban Cervantes, Góngora y Quevedo que tanta envidia le tenían por la facilidad que Lope tenía para escribir versos y que les faltaba a los demás en cantidad, que no en calidad, por supuesto. También apareció el gran maestro Velázquez, no podía faltar entre los grandes de la época, aunque no fuera este su campo.

A medida que avanzaba la representación más me iba recordando a esos juglares y trovadores que llevaban su arte o el de otros por todos los lugares y que se lo ofrecían al pueblo altruistamente, solo pedían al final de su trabajo “un buen vaso de vino”, en este caso no se limitaron a pedir un vaso, pidieron un buen jarro de vino; claro, estamos en la Tierra del Vino, no podía ser para menos, donde el manjar de Baco acompaña (o acompañaba) nuestros campos y hogares.

Si Lope viviera en la actualidad, seguro que escribiría letras de Rap, y aplicaría el 1-2-2-1, añadiendo una medida más a los distintos tipos de estrofas que escribió.

En definitivo, obras como esta demuestran que la creatividad y buen hacer hacen que el pasado siempre vuelva y Lope sea un “tío” moderno

Enhorabuena Cristian y a tus compañeros por ese  guion que habéis conseguido escribir y representar para deleite de todos tus paisanos. Ánimo y no decaigáis para seguir ofreciéndonos vuestro arte dramático.