lunes, 25 de junio de 2018

"Enterraron bajo el agua el sol de nuestras vidas"

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Cuando estaba leyendo la “ópera prima” de mi paisana y amiga de infancia Encarnación Alonso Rodrigo, no he podido dejar de lado el concepto de “intrahistoria” del que habla Unamuno en su obra En torno al casticismo que concibe la historia desde una versión minimalista de los eventos sociales, lo que nos ayuda a vincular su concepto con el estudio de la cotidianidad y de lo local; del “medio” del que habla Azorín o de la “circunstancia” de Ortega en España Invertebrada para señalar lo singular y paradójico de la condición humana en la que viven inmersos esos seres humanos que en ningún momento se les pasa por la cabeza la idea de llegar a ser héroes, pero que con su quehacer diario van configurando la historia de un país.

Ya  el título del libro nos sugiere inquietud para llegar a comprender su significado. Parte de dos premisas contrapuestas: “Enterraron bajo el agua”, “el sol de nuestras vidas”. La primera trae unas connotaciones negativas, que implican tragedia, tristeza, miseria, caos. En cambio la segunda “el sol de nuestras vidas”, nos sugiere felicidad, progreso, abundancia, sueños. Con esta inquietud emprendemos el camino de su lectura con el fuerte deseo de poder comprender el significado de su título.

La historia que se narra tiene un hilo conductor que es describir la historia de la familia de la autora, apoyándose en la información recogida directamente de sus protagonistas y que la autora recuerda de una manera detallada. Claro que cuando se trata de una historia tan peculiar es difícil de olvidar a pesar de que hayan pasado tantos años. Ahí se basa la tradición oral que tanto bien ha hecho a las diferentes culturas para poder tener conocimiento de lo que ha ido aconteciendo a lo largo de los años. No todo está escrito, sin embargo a pesar de no estar documentado, que es lo que se considera historia, no deja de formar parte de una realidad que vivieron millones de personas. Esto no puede ser considerado  leyenda ni ficción, sino que se trata de un libro costumbrista en el que se mezclan los recuerdos del día a día de una familia y las propias vivencias de la autora en su infancia. 

El hecho de que no es ficción nos lo confirman los hechos acaecidos históricamente, como la construcción del pantano de Ricobayo que sepultó bajo sus aguas varios pueblos de la provincia de Zamora, la ubicación y el nombre de lugares reales como el badén, los lavaderos, las bodegas, el molino… , la descripción de tradiciones que aun hoy existen como las fiestas locales, la matanza, las meriendas en las bodegas, los lavaderos, etc. Para ello la autora ha tenido dos fuentes de información, por un lado los relatos de sus parientes (abuela, padres…) y por otro, su experiencia de vida, sin olvidar el trabajo de documentación que también aparece patente en la obra. 

Considero que no todo es real dentro del libro. Tal vez para amortiguar lo trágico de la historia, la autora haya metido intencionadamente ciertos capítulos no exentos de humor, como son los episodios del milagro de la virgen de Fátima, la caza del gato asesino de conejos, el contratiempo escatológico sufrido por el Sr. Obispo  y las supuestas muertes de diáconos en la iglesia de Mayalde, así como el episodio de la vecina del molino.  Más bien me parece que estas anécdotas forman parte de la leyenda popular, sin dudar de su veracidad, pues mientras que la autora las da por reales sus razones tendrá, ya que siempre ha presumido de tener una vena un tanto cómica o al menos así la recuerdo de niña.
No ha obviado temas pasados y también con mucha vigencia en la actualidad como son el abandono y despoblamiento de los pueblos de Castilla, el abuso de poder por parte de las autoridades o la desigualdad de la mujer en la sociedad. Critica y reivindica esos temas tan candentes en nuestra sociedad. Hemos avanzado mucho tecnológicamente, sin embargo en esencia seguimos igual que hace cien años.

Para escribir un libro no es necesario tener muchos conocimientos sobre recursos literarios y lingüísticos, tratamiento del tiempo, creación e identificación de personajes (ausencia de nombres, solamente aparecen nombres de personajes vivos, algo que señala su sensibilidad. El anonimato intensifica el valor humano y la heroicidad de los personajes), trama, etc. Encarnación Alonso Rodrigo nos demuestra con su libro que solamente es necesario tener valentía para enfrentarse a una tarea tan ardua, y corazón y amor a los tuyos, que creo que han sido los factores que la han llevado a cumplir el deseo de realizar su obra.

Seguro que el objetivo primero de esta publicación se ha cumplido con creces, sin embargo lo más importante y por lo que debemos admirar a la autora es porque ha hecho leer a todo un pueblo, que desde la llegada de la televisión e Internet había olvidado el  placer que se siente al acariciar las páginas de un libro en papel, al identificarse con la historia y recordar aspectos que ya habían desaparecido en la memoria de la mayor parte. Además de la función pedagógica para los más jóvenes que de esta manera podrán conocer esas tradiciones que existían y que aunque parezcan de ficción fueron hechos que vivieron sus antepasados.

Has conseguido  que nuestro pueblo, Cubo del Vino, quede documentado en la historia como ejemplo de “intrahistoria” de la que hablaba Unamuno, representando a tantos miles de pueblos que comparten las mismas características. 

Con la lectura de tu libro, Encarna, he podido revivir muchos momentos de mi infancia y recordar otros que habían quedado enterrados bajo el agua. Sin embargo no es necesario padecer una sequía memorística para que emerjan a la superficie, con tu relato lo has conseguido y ahora están bajo el sol de la amistad que espero compartamos durante mucho tiempo. Gracias