lunes, 20 de junio de 2011

RISA

Por Ángeles Álvarez Moralejo

El pasado día 18 de junio se celebró el día del español, organizado por el Instituto Cervantes en todo el mundo y el reto para todos los hablantes de la lengua de Cervantes era el de proponer una palabra favorita. Pues bien, aún fuera de concurso mi palabra favorita es la que da título a este artículo. ¿Puede haber una palabra en nuestra lengua más bonita tanto en su forma como en su contenido? Pues, pienso, tajantemente, que no; al menos para mí.





Fonéticamente está formada por dos consonantes y dos vocales. Las consonantes son alveolares, una es vibrante múltiple /r/, de muy difícil pronunciación, o si no que se lo pregunten a los estudiantes orientales. El del sonido del motor, del motor de la vida que solo tiene validez dentro del mundo de las palabras. El motor que nos provoca la comunicación. La segunda consonante es la alveolar silbante /s/ que atenúa el bullicio y el ruido y nos introduce en el silencio. Siempre después de la tempestad, viene la calma; lo mismo sucede con el momento posterior a un rato de risa, la relajación posterior es la cosa más agradable para los sentidos de la que uno puede disfrutar. Estas dos consonantes se apoyan en sus sendas vocales formando sílabas libres, una es de abertura mínima, vocal cerrada /i/ y la otra es de abertura máxima, vocal abierta /a/; indicando una progresión de intensidad en el orden de aparición. Van de lo cerrado a lo abierto, abierto que implica desde el punto de vista semántico un gran etcétera. Carece de vocales medias porque en la risa no hay medias tintas: o te ríes o no. Para indicar esa posición intermedia está su prima “sonrisa”, no en vano se trata de una palabra trisílaba, ¡a dónde va a parar!, mucho más lenta, enigmática y misteriosa que la palabra en cuestión, palabra bisílaba, directa, bien documentada, corta (como los nombres de los perros de caza, cortos y directos para que sean eficaces al ser llamados ante la presencia de una pieza próxima). La sonrisa con todas sus acepciones aparece reflejada en uno de las mejores obras de arte de la historia: La Gioconda o Mona Lisa de Leonardo da Vinci. ¿ironía, melancolía, tristeza, felicidad, provocación, hombre, mujer? Sin embargo tras la risa no es necesario imaginar nada, es tan relevante, tan clara, tan significativa, que no da lugar a ningún tipo de estudio o investigación. Es un término ambivalente, ya que el que provoca la risa es un ser inteligente, solo de la inteligencia surge la simpatía y el que se ríe y, mientras lo hace, se olvida de casi todo. La risa nos encamina a un mundo feliz, ausente de cualquier circunstancia negativa a la que diariamente tenemos que enfrentarnos.





La risa siempre es estrepitosa como el sonido que la introduce y también es generosa como la vocal que la cierra.





Ríamonos de y con todo y no nos limitemos a sonreír. Coloquémonos la chapa de la risa y dejemos la sonrisa para la simple cortesía.

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