jueves, 1 de marzo de 2012

¿Qúe es un problema?

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Si sientes que vives en concordia con la naturaleza y que nada ni nadie puede perturbar ni romper esa sensación de calma, tranquilidad, paz y seguridad ¿por qué a veces la vida te golpea sin consideración con algún zarpazo como si de un monstruo mitológico y cruel se tratara?

Cuando era adolescente contínuamente bombardeaba en mi cabeza la pregunta de ¿qué será un problema? Todas mis compañeras y amigas de colegio contínuamente hablaban y se quejaban de que tenían un problema y yo pensaba que al no saber qué era eso era porque no los tenía y que por lo tanto era algo malo y que, al parecer, era la única persona en mi limitado mundo que carecía de semejante lacra. Incluso llegué a pensar que vivía bajo pecado, dada la estricta educación religiosa a la que estábamos sometidos los niños de aquella época. Tan claro tenía que lo que no era común a todos y que lo que te identificaba con exclusividad era pecado que en uno de aquellos tediosos sábados en los que, de manera obligatoria y rigurosa, teníamos que ir en fila india a confesarnos (controladas por la hermana-vigía de turno) con el capellán, Don Vita, al sentirme culpable de mi falta de problemas, se lo confesé y él, después de sonreír (eso lo recuerdo muy bien) supongo que me impondría la penitencia correspondiente.

Pues bien, con el paso del tiempo y sin que nadie me haya explicado nunca qué es un problema ¡vaya si lo he aprendido! Y al igual que el resto de los humanos soy víctima de más de los que me gustaría tener, sin buscarlos llaman a tu puerta cuando menos los esperas ¡qué injusticia!

Sin embargo, ahora me doy cuenta de que el hecho de sufrir problemas es síntoma de que sigues vivo, solo necesitas fuerza para enfrentarte a ellos con valor y sin miedo; y como todo en la vida, si llegas a superarlos tienes tu recompensa, que no es otra que la de seguir luchando, pero, en definitiva, viviendo.

¡Ojalá, Cris, estuvieras llena de problemas!

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