Gracias a que los medios de comunicación
están atentos , con el fin de rellenar su espacio de noticias, al carecer de
información suficiente durante la época estival, especialmente por la ausencia
de competiciones deportivas, que son las que más ocupan en los informativos,
¡de pena! nos hemos enterado rápidamente de la última decisión de la RAE,
porque de lo contrario todos los que nos dedicamos a la enseñanza del español
tendríamos que haber esperado a una nueva publicación de la Gramática reformada.
Parece ser que el español vulgar se está
alzando en aras de la lengua normativa. Ayer nos sorprendió la noticia de que
nuestros académicos decidieron aceptar la forma del imperativo para la segunda
persona del plural en el verbo pronominal
irse y en lugar de dar la
forma idos, a partir de ahora debemos
decir iros.
Bueno, si la norma general dice que la
forma vosotros cuando le sigue el pronombre os
pierde la “d”, excepto en el verbo irse,
ahora tenemos que recargar a este verbo con otra excepción; podrían haber
optado por unificarlo con el resto de verbos pronominales y haber decidido
adoptar la forma ios. Entonces ¿qué
hacemos, a modo de ejemplo, con levantaos, acostaos o dormíos que también
siguen el rol coloquial de su hermano irse?
Quiero encontrar una explicación a dicha
postura de la RAE, y encuentro diversas posibilidades. Por un lado, es cierto
que la –d en posición final de
palabra o en las terminaciones –ado o
–ido fonéticamente desaparece y esto
haya influido en tal decisión. Al igual que decimos ciudá o soldao, en lugar
de ciudad o soldado. Sin embargo aquí también están todos los participios
regulares; por lo que me temo que dentro de poco, viviremos un cambio
sustancial en la formación de los tiempos compuestos de los verbos.
Que las lenguas evolucionen es algo no
solo natural sino necesario, ya que se van adaptando a los hablantes que hacen
uso de las mismas; pero los académicos podrían aplicar normas más drásticas en
todo aquello que comparta las mismas características que, en este caso, iros. Se ahorraría mucho tiempo y
trabajo posterior.
Por otro lado, ¿no tendrá algo que ver el
inglés? Todos sabemos que en inglés el imperativo se da con la forma de
infinitivo. Esto me llamaría mucho la atención si, ahora que el Brexit es una
realidad, los británicos al no poder manipularnos económicamente desean hacerlo
lingüísticamente.
Por último, y es lo más exacto, lo que los
ha movido a aceptar el término, supongo que habrá sido por el uso generalizado
que existe del mismo entre los hablantes. Pero aquí también me surge otra
pregunta ¿Será cuestión de ignorancia o de comodidad? Si es por comodidad en la
pronunciación, no todos los hablantes geográficamente hablando tendrán dicha
dificultad, solo algunos ¿no? Si es por ignorancia también tendría una
solución: la de educar mejor.
Señores académicos, explíquense y
determinen la formación del imperativo plural de segunda persona para el resto
de los verbos pronominales.
Qué visión de futuro tenía la tonadillera
Lola Flores cuando dijo: “Si me queréis bien, irse!
¡Ay si Nebrija levantara la cabeza!
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