lunes, 15 de septiembre de 2008

Pero tú ¿no te ibas hoy?

Por Ángeles Álvarez Moralejo
¿Cómo explicar a un estudiante de ELE esta frase? ¿Cómo explicarle que el Pretérito Imperfecto de Indicativo podemos usarlo en tiempo presente? Realmente es muy complicado si los profesores de ELE desde niveles muy elementales no informamos al estudiante de que hay un tema en la lengua que se llama Estilo Indirecto.
Sí, esta es la única explicación gramatical y, por lo tanto, lógica para la comprensión y el uso de frases de este tipo en situaciones coloquiales y frecuentísimas en la lengua hablada.
Tenemos que partir del Estilo Directo, es decir de las palabras exactas usadas por el emisor: “Mañana (o el próximo día…) me voy”. Partiendo de esta frase, lo que está diciendo es “Pero ¿no me dijiste que te ibas hoy?” Haciendo uso de la economía lingüística omite (“me dijiste que”), y se limita a dar el contenido relevante para que se establezca el principio de la comunicación. No es necesario, pues los hablantes nativos comprendemos perfectamente el mensaje en su integridad. Sin embargo, cuando les explicas los usos básicos del Pretérito Imperfecto a los estudiantes del ELE, les dices, los usos de este tiempo son:
1) Narración abierta en pasado: Cuando era niña, vivía con mis padres
2) Descripción en pasado: Mi profesora era alta, tenía el pelo rubio y le gustaba el color rojo.
3) Acción habitual: Todos los fines de semana íbamos al cine con nuestros abuelos.
4) Copresente: ¡Hola! ¿Qué hacías?
5) Uso en la apódosis de una oración hipotética (alternando con el Condicional Imperfecto en tiempo presente): Si tuviera dinero, iría/iba a Méjico.

Si un alumno escucha esta frase en la calle, en un bar, en su familia de acogida, o vete tú a saber dónde, se le caerá el mundo encima, intentando darle una explicación al uso del imperfecto en la frase del título. Cuando esté medio loco, decidirá llevar la duda a clase, dependiendo del origen y carácter del estudiante. Quiero decir, si el estudiante es riguroso y atrevido (hay casos en los que a los alumnos les surgen dudas, pero jamás te las plantearán en clase, bien por la timidez o simplemente por no saber cómo explicar la duda al profesor y quedar en ridículo delante de otros compañeros, ¡hay de todo!) la preguntará e intentará que el profesor le explique qué uso del P. Imperfecto es. No es narración, ni descripción, ni habitualidad, ni copresente, ni tampoco es una hipótesis. Entonces ¿de qué demonio se trata? La respuesta es bien fácil: se trata de un Presente interpretado en Estilo Indirecto. Y su respuesta será: ¡Ah!, entiendo. Gracias.

Expliquemos con rigor para evitar este tipo de problemas.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Una calle sin "portales"

Por Roca
Es curioso, pero cierto: Una calle en Madrid, con el nombre de MADRID y en la que no hay ni un solo portal de viviendas. Nadie puede decir: "Vivo en la calle Madrid". Se trata de una pequeña calle que va desde la Plaza de la Villa a la Calle del Duque de Nájera.

Seguramente se le da a esta calle el nombre de Madrid al estar contigua al Ayuntamiento; aunque ahora pensemos si dicha calle cambiará de nombre y pase del Madrid de los Austrias al de los Borbones, donde actualmente se ubica el Ayuntamiento de la Villa y Corte.

martes, 2 de septiembre de 2008

¿Qué es la lengua?

Por Ángeles Álvarez Moralejo
¿Qué es la lengua? Podríamos decir que es el instrumento de que disponemos para poder comunicarnos los seres humanos. Pues bien, la lengua va cambiando al igual que cambia la sociedad. La lengua no es un ser inerte, sino que se va adaptando a los cambios sociales e históricos que se van produciendo en la evolución de la raza humana, esto es lo que determina la vitalidad de la lengua como algo vivo. Una señal evidente de esos cambios es la economía lingüística a la que se va adaptando. Todas las lenguas debido a la “comodidad” de sus hablantes tienden a simplificarse tanto en el sistema fonológico, como sintáctico y léxico. Los hablantes desean desgastar la mínima energía en su comunicación y siempre que el mensaje sea íntegro y significativo, favorece la economía lingüística. Decir las cosas con el mínimo esfuerzo y con el mismo resultado.
De ahí, que fonológicamente, existan los fenómenos de ceceo, seseo y yeísmo. Bien es verdad que son rasgos característicos de dialectos del castellano, sin embargo ¿Por qué se producen? Pues simplemente por el escaso poder distintivo de estas oposiciones fonológicas, sin embargo esto no provoca ningún problema, pues en el contexto lingüístico la diferencia es clara. Por ejemplo: He hecho la tarta con una masa de harina, huevo y leche. Le dio un golpe con una maza de madera. Se trata, pues de rasgos característicos de determinadas hablas dialectales.
Otro recurso muy marcado de economía lingüística está en los acrónimos. Cada vez más, por necesidades científicas, económicas, políticas, sociales, etc. el uso de los acrónimos es mayor. Pongamos como ejemplos: ACB: Asociación de Clubes de Baloncesto, ONCE: Organización Nacional de Ciegos Españoles, DGT: Dirección General de Tráfico, AVE: Alta Velocidad Española. Muchos acrónimos hacen que se globalice la lengua y exista un gran número de ellos que son de uso internacional y que todo el mundo conoce y usa, siendo su base el inglés. CIA: Central Intelligence Agency (Agencia Central de Inteligencia), FBI: Federal Bureau of Investigation (Oficina Federal de Investigación), UNICEF : United Nation's International Children's Emergency Fund (Fondo Internacional de las Naciones Unidas para Emergencias de la Infancia), UNESCO: United Nation's Educational, Scientific and Cultural Organization (Organización de las Naciones Unidas para Educación, Ciencia y Cultura).
No obstante debemos tener mucho cuidado a la hora de economizar lengua, pues no siempre es positivo y, a veces, puede mostrar cierta desgana a la hora de usar la lengua correctamente y todo esto derivar en una limitación de la lengua, que puede dar lugar al empobrecimiento de la misma. Es lo que sucede con los mensajes de los teléfonos móviles, tema del que trataré más adelante.

lunes, 25 de agosto de 2008

Interjecciones

Por Ángeles Álvarez Moralejo
Siempre se ha considerado a este tipo de palabras como partes de la oración invariables, esto es verdad, pero pienso que no se debería hablar de palabras y meterlas en el mismo cajón de los adverbios, preposiciones y conjunciones. Lo más correcto sería considerarlas oraciones completas, que se han reducido a la mínima expresión debido a la carga de economía lingüística que las ampara.
Cuando decimos ¡Oh!, ¡Ja!, ¡Olé!, ¡Uh!, ¡Ah!, ¡Eh!, etc. en realidad estamos expresando no sólo un único contenido, sino que dependiendo de la situación en que las expresemos, podemos dar contenidos variados, bien de sorpresa, miedo, duda, incredulidad, temor, admiración, ironía, rechazo, alegría, etc.
Veamos algunos ejemplos:
¡Oh! ¡Qué bonito!, (expresa sorpresa o admiración). En realidad estamos diciendo: Nunca he visto nada tan bonito. Estoy muy sorprendido con lo que estoy viendo.
¡Ja! Puede expresar ironía, rechazo, burla, etc.
¡Ja! No me tomes el pelo.
¿Que te casas el próximo mes? ¡Ja! Y ¿con quién?
¡Ja, ja, ja, ja! Cuando la damos repetida, es la onomatopeya de la risa.

Así podríamos dar ejemplos sin límite usando estas formas que sin duda forman parte la economía lingüística más extrema.

martes, 19 de agosto de 2008

Alcázar de Toledo

Por sysifus
Panorámica de la ciudad, con el Alcázar a la derecha.

El Alcázar de Toledo es, probablemente, el monumento más famoso de la ciudad. Su gran tamaño y el emplazamiento elevado que lo soporta, sobre una plataforma en la parte más alta del casco antiguo, lo hacen destacar claramente en la mayoría de las postales panorámicas, y realmente dota de un carácter inconfundible la vista de la ciudad desde varios kilómetros.

Lo cierto es que la Catedral, la Sinagoga de Santa María la Blanca o el Puente de Alcántara, por poner algunos ejemplos, son monumentos más significativos en lo que a historia, cultura y arte se refiere. Vista del Alcázar. Pero el Alcázar, además de contar con la ayuda geográfica antes señalada, tuvo durante el siglo pasado un protagonismo de diferente matiz, y para explicarlo hay que retroceder hasta los comienzos de la Guerra Civil, en el verano de 1936.

Durante las primeras horas de la contienda, a pesar de que en Toledo la rebelión militar no iba a tener éxito, un grupo de guardias civiles liderado por el coronel José Moscardó hizo acopio de municiones y se dispuso a hacerse fuerte en el Alcázar y en otros edificios aledaños. Toledo no poseía ninguna importancia estratégica, pero la resistencia que allí tuvo lugar no tardó en convertirlo en un símbolo. El ejército republicano intentó tomarlo durante dos meses tras los que el edificio quedó reducido a poco más que un amasijo de escombros debido al fuego de artillería, las bombas arrojadas e incluso alguna carga de dinamita colocada en sus cimientos en un vano intento de demolerlo por completo. En cierto modo, se malgastaron unos recursos que se podrían haber utilizado para otros fines. Pero no sólo por parte de los republicanos: a finales de septiembre las tropas nacionales del coronel Juan Yagüe estaban dispuestas a marchar sobre Madrid, pero el general Francisco Franco decide posponer el ataque sobre la capital y desviar el avance con el objetivo de liberar el Alcázar de Toledo. Bajo el mando del general José Enrique Varela, que había sustituido a un disconforme Yagüe, se cumplió tal empresa el 27 de septiembre. Una decisión tácticamente desastrosa, pero también un hito propagandístico que encumbró a Franco como líder absoluto del ejército sublevado, a pesar de que la posterior campaña de Madrid, en noviembre, fue frenada por una resistencia que, posiblemente, no hubiera sido tan eficaz dos meses antes. Pero esto es sólo una elucubración.

Panorámica de la ciudad a mediados del siglo pasado, con las ruinas del Alcázar a la derecha.
Tras la guerra, las ruinas del Alcázar presidieron la ciudad durante algunas décadas, antes de ser reconstruido para convertirse en el "Museo del asedio", dedicado íntegramente a rememorar aquellos meses de guerra. Actualmente está en obras, dado que será la sede del nuevo Museo del Ejército.

¿Pueden dos meses de guerra y cuarenta años de propaganda borrar varios siglos de historia? No será por nuestra culpa. El Alcázar de Toledo se asienta en el mismo lugar que un palacio romano construido en el siglo III. Durante la edad media fue modificado por visigodos, árabes y cristianos, según iba cambiando de manos la ciudad. En 1535, durante el reinado del emperador Carlos I, se convirtió en el palacio renacentista que puede observarse en el grabado que se reproduce a continuación (detalle abajo a la derecha).
Grabado de 1565: panorámica de Toledo con detalle de la Catedral a la izquierda y del Alcázar a la derecha

A principios del siglo XVIII fue reducido a cenizas por un incendio durante la Guerra de Sucesión. Un siglo después, cuando ya había sido reconstruido y convertido en la Casa de la Caridad, fue nuevamente presa del fuego a manos de las tropas de Napoleón. La posterior reedificación no fue hasta 1882, para albergar la Academia General Militar. La construcción era ya similar a la actual, aunque bastante más tosca. Tan solo cinco años después volvió a ser asolado por un incendio. Fue restaurado por enésima vez, y ese fue el último sobresalto de su historia hasta que estalló la Guerra Civil. Como puede desprenderse de esta cronología, el episodio que acaeció entonces es una nimiedad comparado con la serie de catástrofes que sufrió a lo largo de los siglos precedentes.

Nota: a excepción de la segunda foto, sacada de nuestro archivo, las demás proceden de la web oficial del Excmo. Ayuntamiento de Toledo.